domingo, 6 de junio de 2010

De cómo las moscas llegaron de nuevo hasta el señor que las controlaba...

La pequeña mosca se puso a volar. Poco a poco fue ganando fuerza, crecía... poco a poco, fue encontrando más moscas, eran cada vez más, eran un ejército... y se conocían de antes. El señor que las manejaba a todas poseía ahora un ejército. Oía su zumbido y podía manejarlas a su antojo con simples movimientos de muñeca y dedos. Estaba cómodo rodeado de sus insignificantes amigas. Eran un ejército. Se sentía, el señor, reconfortado.
Les dijo:
Dispersaos todas por los alrededores del campo que alcanza a ver mi vista.
Vamos a destruir palacios construidos con dinero.
Volad impredecibles e inconstantes en cada momento, pues es el estado constante de incertidumbre el que os mantendrá volando.
Vamos a darle una lección al mundo.